martes, 13 de septiembre de 2011

Odisea Chiapaneca (2a parte)

 Desde ayer, día 3 a las 20h que deje la casa de Puebla hasta hoy viernes 4 a las 15h del mediodía que he llegado.
 
Pero como anuncié aquí no acaba la odisea, al llegar no me puedo sentar ni a comer, porque mi responsable me dice que se va mañana a unas reuniones y que hoy tenemos dos horas para encontrar un lugar en el que quedarme. ¿Pero no se supone que ya me lo habían buscado hace un mes? Pues no, me dice que todos los depas son sin amueblar, me enseña dos apartamentos/cuartos vacios y me dice: elige. Pues entre el cuarto vacío compartiendo el baño con los de una tienda y el apartamento con terraza, también vacío y cochambroso pero para mí sola y al lado de la oficina, elegí el último.
Para animar, los demás voluntarios ya se han ido, varios de la ong están de vacaciones o dando a luz,  ya no voy atrabajar en defensa de derechos de los migrantes sino en una investigación sobre la situación agraria (sí así de amplio sin especificar ni objetivos concretos) y mi responsable no va a estar la mayor parte del tiempo.

La madera con polillas, ventanas tapiadas o con plástico en ves de vidrio
Y llegó la hora de dormir en mi nuevo hogar...no me considero una persona miedosa pero…sí, pasé miedo. Llegas a un sitio nuevo en México, todo el barrio ha visto a la güerita sola con su super-equipaje y sin tiempo de nada te meten en un apartamento que da a la calle con una puerta que no cierra, ventanas sin cristales, sin luz, solamente un colchón que para poner en el suelo, escombros y basura, una lagartija, polillas comiéndose la madera y las llaves de la oficina para que entre a llamar si me pasa algo…ah gracias! si entra alguien en la casa ya le digo que espere que voy un momentito a la oficina.
 

Me moría de sueño, pero entre el repelus y los ruidos no podía irme a dormir…de repente oigo el ruido de una cadena (lo único que tenía para amarrar la puerta) y una puerta abrirse (yo estaba en la segunda habitación la más alejada de la puerta=calle), me puse detrás de la puerta, quieta y escuchando los pasos, con lo único que encontré para defenderme en la mano: el repelente de mosquitos (¿qué pasa? ¡no tenía cuchillos ni nada!).
Me cansé de esperar así que pensé que los ruidos serían en otro sitio o sino mejor que me matasen dormida y así no me enteraría, así que me metí debajo de la mosquitera y a dormir.

(Efectivamente, los ruidos eran al lado, como es todo chapa parece que están en tu casa)

Total que he tenido que comprarme un frigo-bar, me han prestado una sartén eléctrica para cocinar y he conseguido que el dueño me ponga cierres en las puertas y cristales en las ventanas, pero no hay lavadero no puedo lavar ni los cubiertos que también tengo que comprar, quitar la madera podrida llevara unos días, tampoco hay agua caliente ni puerta en el baño,…
Y aquí estoy pensando que voy a estar mes y pico sola, porque no hay nadie más de mi edad ni de otra que no estén casados y con hijos, sigo aún con pastillas y dieta en un país dónde la comida estpa por todos lados, casi no tengo dinero porque lo he gastado en medicinas y en la dichosa nevera, estoy un apartamento que sería chulísimo si lo arreglasen pero que de momento echa para atrás y he pasado de venir a trabajar en defensa de los derechos de migrantes a hacer una investigación frente al ordenador en una oficina.
Siguiente pensamiento: llamar a mi madre.

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