3ª semana de julio
Por fin empezamos con algo real, nos vamos a conocer La Patrona en el municipio de Amatlán de los Reyes, Estado de Veracruz. (Que conste que he elegido venirme en lugar de ir a un cóctel a conocer a Gael García Bernal y Diego Luna, ¿razón de conocerlos? esperaros a otro post!)
La Patrona es un grupo de unas 15 mujeres, la mayoría familiares entre sí, que prestan ayuda a los migrantes que pasan en el llamado tren del diablo. Este tren no siempre vino cargado de migrantes.
Esperando al tren |
Todo empezó cuando una de las patronas, Bernarda, venía de comprar pan y leche para sus “papases” y caminaba a lo largo de la vía del tren que atraviesa el municipio para llegar hasta su casa. Entonces al pasar el tren oyó que alguien gritaba: “madre, tenemos hambre”, se quedó parada, extrañada al ver que venía gente subida en los vagones del tren. La gente de los vagones seguía gritando y entonces ella comprendió que venían de lejos buscando un mejor destino y que tenían hambre, entonces agarró las bolsas que llevaba y se las lanzó a los migrantes. Al llegar a casa contó lo ocurrido a sus padres y hermanas y desde ese día, las que se hacen llamar las patronas, preparan raciones de comida todos los días en la casa de una de ellas (una papelería) y escuchan atentas la llegada del tren para apresurarse a lanzarles bolsas con frijoles, arroz, pan y agua a las personas que van sobre los vagones del tren.
Así, las Patronas vienen realizando esta labor desde hace 16 años, 8 de esos años sin ninguna ayuda, tan sólo con sus recursos, aportando cada una lo que podía. Hoy en día, el tren de los migrantes es una realidad bien conocida y las patronas han pasado de preparar 25 raciones de comida a 150. Por suerte, ahora cuentan con donaciones y apoyos de otras organizaciones y varias veces por semana limpian una panadería a cambio de que les den cestas de pan. Estas mujeres se han dado a conocer en México por su labor y de hecho, estando con ellas vinieron las cámaras de televisión a rodar un documental para un programa llamado “héroes de incógnito”. Muchas de ellas eran reticentes a salir en la televisión, por lo que piense la gente del pueblo, porque no las dejan sus maridos, porque crean que las pagan y también porque para ellas, los verdaderos héroes son los migrantes, que dejan su familia y su hogar y arriesgan sus vidas en busca de una vida mejor.
No se puede explicar lo que se siente en esos 10 minutos en que pasa el tren y te matas por repartir bolsas de comida, intentando que agarren cuantas más y no caigan al suelo, esperando que sea suficiente y lleguen para todos.
Los migrantes cuando pueden se bajan de encima de los vagones al hueco entre vagón y vagón, porque es más fácil agarrar las bolsas estirando el brazo a pesar del riesgo que supone que puedan caer en el hueco. El tren pasa a toda velocidad rozándote, pero aún así intentas acercarte lo más posible sin importarte la velocidad, ni los arañazos que quedan en todo tu brazo cuando te areebatan las bolsas. Y ahí estás plantada frente a ellos estirando el brazo o lanzando bolsas a lo alto del vagón, desesperándote cuando la velocidad del tren es tan alta que hace que las bolsas se rompan y caiga la comida al suelo, agobiándote cuando vienen mas inmigrantes de los esperados y los últimos se quedan sin bolsa y emocionándote cuando a pesar de que no hayan alcanzado una bolsa te gritan: GRACIAS
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