2ª semana de agosto
Parte de mi trabajo es realizar entrevistas a las comunidades de la zona fronteriza de Chiapas sobre la situación de la tierra para conocer cuáles son sus demandas y ver también si conocen sus derechos y los programas del Estado, para poder actuar frente a las violaciones de derechos.
Parte de mi trabajo es realizar entrevistas a las comunidades de la zona fronteriza de Chiapas sobre la situación de la tierra para conocer cuáles son sus demandas y ver también si conocen sus derechos y los programas del Estado, para poder actuar frente a las violaciones de derechos.
Por eso, cada vez que alguien de Enlace sale a comunidad a dar un taller, reunión o realizar algún tipo de construcción, yo les acompaño para ir haciendo entrevistas.
Lo primero que hay que hacer al llegar a comunidad es cambiar el reloj, porque en ellas no adaptan el horario de verano sino que se rigen por la hora de dios, como ellos dicen. Y lo segundo cambiar el chip, ir con respeto y un poco a la expectativa, porque sólo pasar el día en comunidad viendo cómo viven y trabajan ya es todo un aprendizaje.
Las comunidades en Chiapas no tienen nada que ver con las de Puebla o Veracruz. Como ya sabréis Chiapas es pura naturaleza y la mayoría de la población son campesinos. No deja de sorprenderme el contraste que se produce en Chiapas, la riqueza que tiene en recursos siendo uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad y a su vez, la pobreza de la gente, aunque para ellos no es tal siempre y cuando tengan una tierra que trabajar.
La verdad es que me encantan estas comunidades incrustadas en la selva, a las que llegas por caminos tortuosos dando saltos en la camioneta, incluso en algunas hay que avanzar machete en mano para abrirse paso entre la maleza. Me hace gracia que niños de 3 años me hagan de guía y vayan en chanclas trepando por los caminos cuando yo voy resbalándome aún con las botas de monte. Me halaga que todos, incluidos los niños con suma educación, te vengan a dar la mano con un buenos días seño y se despidan también uno a uno con un abrazo y un que dios te bendiga. Y por supuesto, después del trabajo, nos reparten en varias casas para comer (a veces nos rifan): frijoles, pozol (especie de caldo o sopa de maíz), tortillas y agua que mejor que no pruebes si no está hervida...
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